viernes, 21 de diciembre de 2012

Concierto The Black Keys - Düsseldorf - 05/12/12


Concierto: The Black Keys
 Día: 5 – 12 – 2012
Lugar: Mitsubishi Electric Halle
Público: Casi lleno


El coito interruptus de Dan y Patrick


Pasan algunos minutos de las doce del mediodía. En Düsseldorf, una de las ciudades más rica de Westfalia (sí, donde se firmó la Paz de la Guerra de los Treinta años), ergo de Alemania, hace frío. Mucho. Y claro, el que el Rhin la cruce no ayuda nada. Con la humedad los 0 grados calan los huesos. La explanada del Mitsubishi Electric Halle estaría desierta de no ser por dos chicas ataviadas con merchandising de la banda de Akron que, a falta de casi ocho horas para que empiece el concierto, ya están haciendo cola.  



Cualquiera podría pensar que se ha confundido de lugar, que esta noche no toca ninguna banda de rock sino un grupo de adolescentes rompecorazones.  Sí, de los que enamoraran a niñas con acné. Hete aquí la primera gran prueba del cambio (no solo musical) de los chicos de Ohio. “Brothers”, fue un gran disco pero rompía por completo con lo escuchado de ellos. Para empezar ya no eran Dan Auerbach y Patrick Carney. Ahora incorporaban a nuevos miembros (bajo y teclista).  Dijeron adiós a su amado garaje. Dieron la bienvenida a los sonidos más pop. El resultado: éxito masivo y una pila de discos vendidos. “El Camino” fue esperadísimo. No defraudó pese a ser más de lo mismo, incluso algo más relajado y facilón. “Gold on the ceiling” y la todopoderosa “Lonely boy” eran su carta de presentación de este nuevo disco. Buenas canciones que poco tenían que ver con “melocotanazos” de la talla de “Thickfreakness”, “Psychotic girl” o “Your touch”, por citar algunos temas de su etapa primitiva. Además, para colmo, Auerbach se había afeitado sus barbas de mendigo. Más claro el agua. Si tenemos todo esto en cuenta no resultará tan raro el hecho de que ahora tengan “fans” que acampan delante de la sala horas antes de que actúen.

Black Keys comenzaron apostando por dos de sus hits de su penúltimo álbum,  “Howlin’ for you” y “Next girl”. Salta un pequeño resorte dentro de cada espectador. ¿Por qué suenan tan plano? ¿Están intentando reproducir sus canciones como si de un CD se tratase?  De todos modos al público le pasa algo. No se mueven. Están petrificados. ¿Dan los hipnotiza? Solo se limitan a aplaudir al final de cada canción. Suena “Run right back”. Ahora sí, Patrick Carney  y Dan Auberbach, uno con la batería y el otro con la guitarra, en ocasiones, sucia, hacen las veces de Prometeo y Zeus; de titanes. Mientras el primero, a golpe de baquetas, modela al público germano cual estatuillas de barro, el segundo, con sus punteos, influye vida a cada uno de los asistentes. El Mitsubishi Electric Halle empieza a moverse, a bailar o hacer como que baila. “Dead and Gone” trae consigo los primeros “oooh-oooh-na-na-nas” casi generalizados en el local germano (por cierto, con muy buena acústica).

Tras un descafeinado “Gold on the ceiling”, bajista y teclista abandonan el escenario y los dos de Ohio se quedan solos. Es hora de sacar la artillería pesada. Vuelven a ser dos. Como siempre.  Se empieza a diseccionar aquí los discos previos antes de que coquetearan con el mainstream. “Thickfreakness “, “Girl Is on My Mind” y “Your Touch” son llevadas a la práctica con perfección. Con un Dan gustándose y haciendo gustar a los demás. Sin duda, un virtuoso de la Fender Telecaster.





Pero no nos engañemos, esta banda ha venido aquí a tocar en su gran medida canciones de sus dos últimos discos. Se viene “Little Black Submarines”. Buena canción con muchas reminiscencias de esa etapa que, parece, quieren cerrar. Tímidos coros por parte de la gente que en algunos momentos actúa como si estuviesen allí por obligación.

Poco a poco se va despiezando “El Camino”: “Money Maker”, “Sister”, “Nova Baby”. Todas ellas poco perfiladas. Apenas tocadas con esmero. Como si fuese un trámite hasta llegar al momento en el que tocar las canciones con las que realmente muestran lo que son/eran: una banda de blues-rock. Pasa con “Ten cent pistols” lo contrario. Usan aquí un órgano que da sentido a las nuevas incorporaciones de la banda, pero ya es tarde. El Mitsubishi Electric Halle está lleno de “Kimis Raikonen”. Poco o nada pueden hacer los Black Keys para descongelar a tan grandes carámbanos de hielo.

Antes de que hiciesen el bis, Tighten up y Lonely Boy. A algunos descerebrados les da por saltar (!!!!!). Estas dos canciones arrollan. En directo menos. Puede que en un local más pequeño todo fuese distinto. O lo mismo son ellos. El caso es que en la segunda canción parecían que se iban a parar ya irse del escenario en cualquier momento. Velocidad mínima. Poca rabia. Por no decir poca garra, inexistente en el concierto. Todo lo contrario al garaje. Se confirma la metamorfosis de este grupo. El mismo que no hace mucho versionase a The Sonics.

Se despiden con el excelente falsete en “Everlasting Light” y “I got mine”. Esta última, de su disco “Attack and Release”, resultó ser la mejor canción llevada a cabo en todo el concierto. “I was a movin' man in my younger days but I gone out of my ramblin' ways I left that road so far behind”. Pues sí, eso ha sido. Dejaron la carretera muy atrás. Ahí está el problema.




Fotos:  "WA.de" y "General Alzeiger"